Dicen que cuando comienza a atardecer
es el momento idóneo
para echar a correr
y abrazar el sol.
Y digo que, día tras día,
me dedico a perseguirlo, pero
por mucho que lo intente
aún no he conseguido alcanzarlo
para así poder arder,
siendo rodeada por sus ardientes
lenguas de calor...
...dañino.